Hace unas semanas, apareció una nueva noticia sobre una denuncia de abusos sexuales a menores, en este caso por parte del que era seleccionador nacional de gimnasia artística femenina. Al leer noticias así, aparte del impacto inicial, como padres nos podemos preguntar qué podemos hacer para proteger a nuestras hijas e hijos.
Según las estadísticas, un 23% de las niñas y un 16% de los niños ha sufrido algún tipo de abusos sexual en nuestro país. Un porcentaje de ellos por parte de personas de su entorno inmediato, la misma familia, amigos, pero también educadores, entrenadores, vecinos. La mayoría de los abusadores son hombres, pero no todos. Poco podemos incidir como padres en su comportamiento (como sociedad ya es otra cosa, pero da para otro artículo). Pero sí podemos poner de nuestra parte para ayudar a nuestros hijos e hijas. ¿Cómo? Os daré algunas pautas o recomendaciones
, fruto muchas de ellas de mi experiencia con personas adultas que han sufrido abusos sexuales en su infancia:
, fruto muchas de ellas de mi experiencia con personas adultas que han sufrido abusos sexuales en su infancia:
- Establecer un apego seguro con nuestros hijos desde bebés. En otro artículo ya hablamos sobre ello, es decir, contacto físico constante con el bebé, atender y entender su angustia o estado emocional sin minusvalorarlo, mirarle con ojos amorosos, dar seguridad tanto emocional como física, mostrar que el mundo y las personas son confiables, que puede predecir su comportamiento, que su estado emocional no crea hostilidad ni miedo, y que sus emociones, ya sean vistas como positivas o negativas, son valiosas. Es decir, tenemos que ser figuras estables de referencia, su estaca donde apoyarse para poder partir independientes.
- Respetar su cuerpo. Es decir, no obligarles a dar besos, no darles besos si no quieren, no tocarlos si no quieren. Eso les demuestra que no porque un adulto lo diga, tienen que hacer algo que no les gusta. Aprenden a que si dicen que no, no tiene consecuencias negativas para ellos (algunos adultos les dicen “si no haces X no te querré, o no te daré tu regalo, o ya no vendré más”). En este sentido existen campañas de prevención con cuentos para poder leerlos con ellos. Así tenemos la campaña La Regla de KIKO. Se puede descargar el cuento o ver la animación.
- Estar disponibles. Ser figuras de referencia, estar dispuestos a escucharles sin juzgarles. Esto pasa también por no crear tabúes entorno a la sexualidad, de manera que sea un tema que ellos puedan plantear abiertamente.
- Enseñarles la diferencia entre secretos buenos y malos. El tema de los secretos es una táctica utilizada comúnmente por los abusadores. Si hay secretos que les hacen sentir incómodos, tristes, o les da miedo, no son buenos secretos.
- Informar sobre las personas de confianza, sobre qué cosas no confiar: un desconocido que les hace regalos, los lleva aparte, o subir a un coche de alguien que no conocen. Igualmente, tienen que tener claro que nadie por muy conocido y querido que sea les puede pedir hacer cosas que no quieran en relación a su cuerpo o el de la otra persona.
- Creerles/Escucharles. Uno de los factores que influye más en una peor recuperación de la experiencia es que los padres o adultos no crean a la niña o al niño una vez explican lo que ha ocurrido. En muy raras ocasiones una niña o un niño puede inventarse algo que no ha visto o conocido. Suele ocurrir que una vez ya son adultos y deciden desvelar la experiencia a la familia, ésta no les crea. Y es uno de los factores que contribuyen más al malestar emocional. Su vivencia y la visión del exterior, sobretodo si son pequeños, no encaja y eso cuesta mucho de recolocar y procesar mentalmente.
- Algunos consejos sobre cómo actuar en caso de sospecha de abuso sexual aquí.
- Detener el abuso. Es básico que el abuso se detenga y demos protección a la niña o al niño frente al abusador. Ya dependiendo de la situación, serán necesarias estrategias más radicales que otras. Es muy importante que la niña o el niño se sientan seguros de nuevo.
- Desculpabilizar. Es muy fácil que se sientan culpables y muy avergonzados, porque normalmente el abusador ya se las ha ingeniado para conseguir que el niño o niña acceda a sus juegos. Si es una figura que la niña aprecia, costará más que crea que ella no tuvo la culpa. Muchas veces empiezan con juegos aparentemente inocentes que a muchas niñas y niños les confunde, o se utiliza el cariño y los regalos. Es frecuente que, junto con el abuso sexual haya mucho chantaje emocional. A veces no quieren explicar lo ocurrido porque no quieren preocuparnos o hacernos daño. Es importante que tengan claro que ellos no tienen la culpa y que por supuesto estamos disponibles.
- Como padres informarnos sobre el abuso sexual y sus consecuencias para poder detectar comportamientos extraños y poder ofrecer ayuda. Las consecuencias pueden darse a lo largo de la vida de muy diferentes formas y conviene conocerlas para poder intervenir. A veces este tema nos incomoda. Es positivo estar serenos ante ellos y para eso a veces puede ser necesario un trabajo personal previo, sobretodo si nosotros como adultos también tenemos historias o experiencias de abuso.
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